Todo comenzó cuando el actual presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, anunció el cierre de algunos ductos de gasolina de PEMEX para detener una práctica que llevaba años (si no es que décadas) costándole miles de millones de pesos al país, como lo es el robo de combustible. Esta acción ha causado que en distintas partes del país existan compras de pánico contribuyendo a la escasez y desabasto del combustible, pero ¿cómo impacta esto a nuestra industria?
Es claro que la industria de la construcción depende en cierta medida del uso de combustibles como la gasolina y el diesel, desde el transporte de materiales y uso de maquinaria, hasta el desplazamiento de los mismos trabajadores tanto de obra como administrativos, afectando así el control de la operación y logística, piezas fundamentales del negocio.
Por el momento y según cifras, no se ha detenido alguna obra a causa del desabasto, y todo parece indicar que este problema comienza a resolverse de manera positiva para distribuidores y usuarios de combustible, no obstante esto sienta un precedente donde tal vez deberíamos considerar dentro de nuestros protocolos, un plan de acción por si esto llegase a repetirse en alguna otra ocasión dentro de este mandato o en los siguientes, o ¿ustedes qué opinan?.